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Relato escrito en el contexto del festival de relatos de #solarpunk https://56k.es/posts/concurso_relatos_solarpunk/index.pdf

Hoy, para conmemorar el día de las memorias pasadas cada estudiante de la clase ha de contar la historia de su pasado familiar.


Le docente empieza a llamar por orden de lista. Él se levanta coge la discoja de su mochila y la coloca en el proyector que el instituto de ciencia comunitaria les dio el año pasado. Se la ha estado preparando durante una semana.


Se recoge el pelo, le profe enciende el dispositivo y empieza a sonar el ruido del lector leyendo los bits clorofilos almacenados en la hoja de sauce.


Él comienza a hablar de su tataratatara-abuela Isalena. Mientras explica se despliegan unos hologramas donde transcurre la historia.



Isalena, a parte de ser mi antepasada también fue, como ya sabéis, la que consiguió que se pusiera en marcha el desarrollo del motor bacteriano para viajes interestelares. Todo el mundo sabe que acabó convenciendo a la comuna de bacterias del fondo del Pacífico, pero nadie sabe cómo sucedió.



La comunidad humana del planeta deseaba crear una nave para poder viajar hasta Alfa-Centauri, siguiendo las indicaciones que sus habitantes habían enviado a través de un mensaje codificado siguiendo un esquema de fibonacci por el ansible. Tenían los planos y diversas especies habían cooperado en el montaje.


Para el motor se necesitaba la colaboración de un grupo de bacterias que vivían en las profundidades del océano Pacífico, ya que estas podían generar grandes cantidades de energía al metabolizar el dilítio. Lamentablemente, las bacterias no estaban por la labor.


Eran una comunidad muy cerrada que no solía interaccionar con nadie y mucho menos con la especie humana a la que consideraban individuos que solo buscaban su propio beneficio. Los primeros contactos a través de las comunicaciones de 52 Hertzios de las ballenas fueron un fracaso.



Isalena, la responsable de sacar el proyecto adelante no sabía que hacer. Lo había intentado todo. Habló con sus parejas y demás familia, que le sugirieron que le ofreciera acceso a los recursos sanitarios comunitarios globales para paliar una sus enfermedades que les diezmaba cada 20 años. Pero también rechazaron eso.



En la clase la última ballena holográfica cruza hasta desaparecer en el techo y todo se vuelve oscuro. Les estudiantes miran embobades. Alguien suelta un ¡oh! cuando de pronto aparece una colina con lo que parece ser un castillo de color granate. Él sigue narrando.



Isalena, abatida, decidió entonces visitar a su guía espiritual. En las antiguas costumbres conectaban con un ente mientras meditaba. Gracias a los avances de ese momento se descubrió que estos guías eran redes miceliales que habitaban esa zona y que se comunicaban mediante moléculas psicoactivas. El tokiponador clorofilico eliminó esa necesidad, con este aparato podían traducir multitud de lenguas.



El micelo de Isalena al que llamaban el maestro Paco era un poco solitario. Se expandía por toda el interior de la colina de la Alhambra, se decía que llevaba allí desde hace eones. Que fue quién inspiró a construir la ciudad y el castillo.


En realidad, no. La gente de allí no necesitaba más psicoactivos para crear cosas. Ya tenían otras cosas a mano. Pero si que a alguien, muy de vez en cuando, le daba su ayuda. Cuando el maestro Paco detectaba que era importante para el equilibrio entonces acudía. Como con Isalena.



Ella fue, se pusieron al día durante varias horas. Después le contó el problema. El maestro Paco se quedo una hora en silencio. Mientras esperaba alguna respuesta miraba la puesta de sol, en aquel rincón se sentía tan integrada en la naturaleza que su cabeza se relajaba. Se sentía en paz.



El micelo le habló cuando aparecieron las primeras estrellas. Le dijo que esa comunidad bacteriana recelaba de la humanidad porque no les gusta la individualidad y cada persona es un individuo. Y, hizo una pausa, es que ahí es donde se equivocaban. Una persona no es un individuo.



Isalena asimiló sus palabras como agua la tierra seca. Y de pronto se le iluminó el rostro. ¡ESA ERA LA RESPUESTA!




La imagen de la colina se desvanece dando paso a la escena que todo el mundo conoce del salón con Isalena hablando a la comunidad del Pacífico. Él, después de una breve pausa, continua.



Esto ya lo que conoceis todes, que Isalena les convenció, sin hablar, nadie lo entendía. Lo que nadie se percató, lo que a todes pasó desapercibido es que mi tatarabulea tenía un tokiponador pegado a su estómago. Fueron las bacterias que también somos nosotres las que hablaron con las demás y mostraron que la humanidad es algo más que individuos.


 A partir de aquí todo se desarrolló como sabéis, vinieron los primero vuelos cercanos a la velocidad de la luz, las expediciones y demás.



Todo se funde a negro. Le profe enciende la luz y sus compañeres le dan un aplauso. Se siente y le profesore llama al siguiente.



Bueno, ahora le toca a Ariadna que nos hablará de como un tío abuelo suyo inició la revolución de rickashley y la consecuente eliminación de la sanidad privada mundial.