White Night: pasando la noche en blanco

Una larga noche llena de malas decisiones en la que no pegar ojo

Hay historias en los que nada mas empezar sabes que nada va a ir bien: unas copas de mas en el bar y emprender el regreso a casa en esa noche con mal tiempo con demasiado alcohol en el cuerpo nunca presagian nada bueno. Cuando alguien se cruza en la carretera y el coche acaba estampado contra un árbol nadie se sorprende, pero cuando al no lograr encontrar a la víctima del choque e intentar seguir su rastro ese llega hasta una casa de aspecto deshabitado cercana a un cementerio con la esperanza de encontrar un teléfono, sabes que solo se puede ir de mal en peor… puesto que esa casa oculta una historia muy oscura, y al intentar desvelar sus secretos no sabes hasta que punto acabarás enredado en ellos.

White Night es una mezcla de aventura gráfica y survival horror ambientada en los Estados Unidos de los años 30, que recuerda en su estilo a la primera entrega de Alone in the dark: hay que recopilar información sobre lo s acontecimientos presentes y pasados mientras se debe tener cuidado con lo que acecha en las zonas oscuras. Para sobrevivir contamos principalmente con las fuentes luz como nuestros principales aliados: cajas de cerillas, nuestras habilidades de manitas a la hora de reparar fusibles, encender chimeneas… y por supuesto nuestras piernas para correr como locos intentando evitar los ataques de ansiedad que producen el quedarse demasiado tiempo a oscuras. Eso sí, cuidado con abusar del correr mientras llevas las cerillas encendidas en la mano, que éstas se consumen antes. Los puzzles propios de la parte de aventura no son extremadamente complejos, y siempre se pueden realizar de forma reposada una vez hemos logrado iluminar la habitación, por lo que esas secuencias no generan demasiada tensión.

White Night: imagen monócroma de la sombra de un hombre entrando en una casa antigua, la luz se proyecta desde los cristales art deco de la puerta. Lleva sombrero y gabardina, y la luz ilumina una huellas que se acercan a unos papeles caídos en el suelo.

El desarrollo de la trama es entretenido, volviéndose mas y mas interesante cuantos mas coleccionables vayamos encontrando: retratos, fotos, diarios, artículos de periódico, facturas… todo esto nos permite reconstruir las vidas de los diversos habitantes de esa inquitante mansión mientras se trata de encontrar una forma de salir airoso de esa desastrosa noche. Hay tanto que encontrar que es bastante difícil lograr dar con todo a la primera, lo que deja abierta la puerta para darle una segunda vuelta al juego. Es importante destacar que la mecánica de supervivencia es adecuada: hay cajas de cerillas esparcidas por toda la casa, y aparte, desde su primera actualización, al cargar partida siempre encontramos una caja de 5 cerillas junto al butacón iluminado, por lo que la típica escasez de medios predominante en este género no se materializa de manera que llegue a bloquear completamente una partida ni a obligar al jugador a tener que reiniciar el juego desde cero.

El principal atractivo que encontramos es, evidentemente su estética: todo en blanco y negro, con unas pocas notas de color: algo de rojo en agún momento puntual y los amarillos y anaranjados característicos de las cerillas. Acompañándose de unos buenos efectos de sonido a la hora de escuchar las pisadas, respiración ansiosa y los tablones del edificio crujiendo, junto unos cuantos temas de jazz mas que adecuados y la voz en off del protagonista narrando los hechos, se logra generar una atmósfera envolvente que lo hace absolutamente memorable. Sugerente, inquietante, y con algún que otro sobresalto, que para algo hablamos de una historia de terror.

Alguna pega tiene que tener, y en este caso es la generación aleatoria de espectros, que en ocasiones se materializan sin ningún tipo de aviso justo en el punto que estabas pisando y mala suerte amigo, estás muerto de un solo golpe acabas de perder 15 minutos de progreso por la cara. La cámara fija al estilo Alone in the dark y Resident Evil clásicos puede desorientar en algunos momentos de huída, lo que en conjunción con lo anterior puede provocar algún que otro momento un tanto desesperante. También se puede considerar que no es especialmente largo, pero a fin de cuentas, está diseñado para poderse jugar en una única sentada de una noche.

White Night es pura estética. La historia en sí es previsible y su duración breve, lo que hacen de él un buen título para unas rebajas, pero desde luego es una adquisición de la que no te arrepentirás. El estudio OSome cumple con las expectativas generadas, y eso siempre se agradece.