Publicado originalmente en UNDERmagazine el 4 de junio del 2013
Tras alzarse con la victoria en la 24ª competición de programación acelerada Ludum Dare, cuya temática era la evolución de los videojuegos, Nicolas Cannasse se embarcó en la creación de una versión más completa y mejor terminada su galardonado proyecto Evoland. Actualmente la breve versión ganadora del concurso se puede jugar gratuitamente en la web de Shiro Games, mientras que el producto final está a la venta en formato digital desde abril del 2013.
Nuestra aventura comienza en blanco y negro, o quizás sería más acertado hablar de un color verdoso en reminiscencia al contraste de las antiguas pantallas de fósforo de los ordenadores de los 80, o de la mítica GameBoy original. Durante los primeros minutos, los gráficos se reducen a unas pocas imágenes muy estáticas (llamadas sprites) que se desplazan por la pantalla respondiendo a un primitivo sistema de control basado en el uso de movimientos básicos en 4 direcciones y un botón de acción, emulando la experiencia de los joysticks de los 80. Nuestro anónimo protagonista comenzará a buscar cofres del tesoro para desbloquear los avances técnicos: mejoras gráficas, efectos de sonido y música, nuevos sistemas de combate, mecánicas de misiones e incluso los nombres de todos los personajes y lugares. Así comienza una lenta progresión tomando como punto de partida el sistema propio de Legend of Zelda: Hyrule Fantasy de Gamboy, y combinándolo con la mecánica de combate por turnos propia de Mystic Quest (nombre con el que llegó originalmente a España la primera entrega de la saga Final Fantasy) para la navegación en las grandes áreas del mapamundi (elemento que permite recorrer grandes distancias de forma rápida).
Conforme avanzamos, el héroe ahora bautizado como “Clink” y su compañera “Kaeris”, en claras referencias a Link, protagonista de Legend of Zelda, y a Cloud y Aeris, personajes de Final Fantasy VII, avanzarán paso a paso en técnica y tecnología hasta dar el salto al sistema de los populares títulos de PC de la saga Diablo: llegarán las mecánicas de inventario complejo para el modo exploración (aparecen las armaduras, anillos, múltiples armas…) junto a los métodos de obtención de experiencia mediante la derrota de monstruos en diversas localizaciones. El modo viaje a través del mapamundo se desarrolla simultáneamente hasta su punto culminante con la tecnología del título Final Fantasy VII de 1997: gráficos tridimensionales y comandos de combate por turnos ampliados. También cabe destacar la inclusión del minijuegos de cartas “Double Twin” (referencia a “Triple Triad” de Final Fantasy VIII), añadiendo un elemento coleccionable que impulsará a recorrer todos los escenarios de forma exhaustiva. Los gráficos continúan subiendo hasta alcanzar la alta definición, y el control se irá haciendo más versátil al acceder a los controles octodireccionales mediante la inclusión de desplazamiento diagonal.
Los personajes, monstruos y lugares cuentan con un parecido más que razonable tanto en nombre como en aspecto con determinados elementos de varias franquicias famosas, pero un pequeño estudio independiente no puede permitirse los elevadísimos costes de emplear los nombres registrados por las grandes empresas. Aún así se reconocen con facilidad cuáles son los títulos de los que bebe directamente: Legend of Zelda, Super Mario Bros, DragonQuest, Final Fantasy, Legend of Mana, Sonic: Rush y Diablo. Además hay chistes referenciales a videojuegos populares que no son precismente RPGs clásicos, como Elder Scrolls (“solía ser un héroe, pero me dispararon una flecha a la rodilla”) y DragonBall: Attack of the Saiyans, o clásicos del cine a la literatura fantástica y de ciencia ficción como Blade Runner o El MundoDisco con la raza de tortugas gigantescas llamadas A’tuin.
En conclusión, Evoland es una buena forma de revivir muchos de los RPGs clásicos en unas pocas horas. Su dificultad y complejidad no son altas, pero es altamente disfrutable y provoca tanto sonrisas de complicidad como carcajadas con las descripciones de las avances técnicos conforme se van introduciendo.
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